El reloj biológico ordena: La vida a los cincuenta llega llena de transformaciones, y si aún no se ha hecho, es el momento preciso para pensar en cambiar los malos hábitos alimentarios, de cara a los futuros deterioros propios del organismo.
La gran máquina que es el cuerpo humano, empieza a lanzar señales de alerta del desgaste de los años que lleva de perfecto funcionamiento. No obedecer a estos llamados de la naturaleza puede poner en riesgo la vitalidad, la frescura y la capacidad de vivir bien y por muchos años más. A los 50, en plena actividad, y sin deterioros notorios ni graves, llega el momento preciso para iniciarse en unas nuevas rutinas de vida y de alimentación, que harán que, diez años después, el cuerpo está preparado para recibir los deterioros de los 60 en su mejor estado.
Hay un gran número de cambios en la edad adulta que influencian los requerimientos nutricionales, como el incremento de grasa corporal, disminución de la masa celular, cambios de la actividad metabólica, disfunciones en la actividad renal, en la producción de ácidos gástricos, en el movimiento intestinal y en la absorción de los nutrientes. Estas y otras disfunciones pueden degenerar en enfermedades graves, propias de la absorción de los nutrientes. Si no se ha hecho antes, es el momento de prevenir o controlar desórdenes tales como diabetes, hipertensión, obesidad, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, mal nutrición y algunos tipos de cáncer, todas ellas relacionadas con el desgaste propio del organismo.
Prevenir la obesidad
La disminución de la actividad física, propia de esta etapa de la vida, requiere mantener una buena salud, una reducción del consumo de kilocalorías aportadas por todos los alimentos. Sin embargo, entre los adultos existe la tendencia de dar menos importancia a la comida compartida en familia, para privilegiar la comida rápida, que por lo general tiene altos contenidos calóricos y de grasas saturadas. Es fundamental disminuir el consumo de azúcares, dulces y panelas, chocolatinas, helados y gaseosas, y dar la preponderancia a la leche y sus derivados (en su presentación baja en grasas) e incrementar el consumo de vegetales y de frutas.
El corazón lo necesita
Los cuidados en la alimentación son fundamentales, principalmente en lo que tiene que ver con el consumo de grasas de origen animal, presente en las mantecas, la tocineta, la crema de leche y las carnes gordas. Estas grasas hacen que los niveles de colesterol dañino se eleven, lo que podría producir obstrucción de las arterias, que en casos graves puede originar un infarto. Por estos motivos debe preferirse consumir alimentos bajos en grasas (leches y derivados) y aceites vegetales (maíz, soya, girasol y oliva). Además, la avena en hojuelas, y el consumo de guayaba, mango, pera y mora, por su contenido de pectina, ayuda a bajar los niveles de colesterol en el organismo.
Huesos firmes
Contrario a lo que se dice popularmente, la enfermedad de los huesos débiles, que consiste en la pérdida de calcio en la estructura ósea, no es exclusiva de las mujeres adultas, e investigaciones recientes indica que también ataca a los hombres. Se trata de una enfermedad típica de la vejez, que puede evitarse con una alimentación adecuada, y aunque a los 50 conviene reforzarla, lo ideal es que se inicie antes. Desde los 35 años, las mujeres deben comenzar a tomar un suplemento de calcio. El consumo de leche y derivados resulta vital. Sin embargo, muchos adultos, por cambios en su sistema digestivo, empiezan a presentar intolerancia a la lactosa (presente en la leche), para ellos, lo recomendable consiste en el consumo de leche sin lactosa, o kumis o yogures, que son más digeribles.
Problemas gastrointestinales
Es normal, por cambios en las fundaciones del estómago y otros órganos asociados, presentar problemas de constipación. No se recomienda el consumo de laxantes sin autorización médica, entre otros asuntos, porque el organismo puede volverse más perezoso. La fibra se constituye en la mejor aliada, porque mantiene el intestino limpio y saludable. Las fibras presentes en los alimentos integrales y en los cereales de desayuno son excelentes para ayudar en la evacuación de las heces, pero hay otros alimentos con fibra, más complementos e igual de eficientes y que además proveen de vitaminas y de otros minerales, fundamentales para tener un organismo bien balanceado. Entre ellos se encuentran las frutas y las leguminosas, como fríjoles, lentejas o garbanzos, alimentos que muchas veces se eliminan de la dieta. Recomendación: permítale a su vida disfrutar de los beneficios del consumo de estos alimentos.
Recomendaciones:
â€Â¢ Incremente el consumo de carne magra, pollo y pescado sin piel.
â€Â¢ Prefiera los aceites vegetales, como maíz, soya, girasol y oliva.
â€Â¢ No más alimentos con kilocalorías vacías, como los azúcares y las golosinas.
â€Â¢ Cocine al vapor o en el horno, consumo sólo un alimento frito en cada comida.
â€Â¢ Ensaye nuevos y naturales sabores como el brócoli, las acelgas y el kiwi.
â€Â¢ No consumo más de tres huevos a la semana.
â€Â¢ Retire el salero de la mesa.
â€Â¢ Utilice hierbas para condimentar como cilantro, el laurel, la cebolla, tomillo y ajo.
â€Â¢ Las medicinas deben consumirse con agua.
â€Â¢ Incremente el consumo de fibra, presente en frutas, verduras y leguminosas.