Disfrutar de una deliciosa comida es uno de los placeres que más felicidad nos producen, un momento mágico cuando además incluimos frutas y verduras en nuestra alimentación diaria, no sólo por la variedad de colores y sabores que le aportan a nuestros platos, sino también por el factor protector que le está aportando a nuestra salud.
De acuerdo con la OMS, se calcula que el consumo insuficiente de frutas y verduras causa en todo el mundo aproximadamente 19% de los cánceres gastrointestinales, 31% de las cardiopatías isquémicas y 11% de los accidentes vasculares cerebrales.
La buena noticia es que gran parte de la salud está en nuestras manos: se trata de llevar un estilo de vida que incluya alimentación variada y actividad física frecuente, disfrutando así de un equilibrio entre la cantidad de calorías que consumimos y las que utilizamos en nuestro diario vivir.
Las recomendaciones que siempre te hacemos frente a tu alimentación es que incluyas en todos tus platos alimentos de los tres grupos fundamentales (proteínas, energéticos y reguladores) y que moderes tus porciones (para quedar satisfechos y no con pesadez).
Consumir 5 comidas (3 principales moderadas y 2 más pequeñas).
Incluir 5 porciones de frutas y verduras (te sugerimos que sean 3 de frutas y 2 de verduras).
Ingerir entre 6 y 8 vasos de agua.
Limitar el consumo de sal a 2,4 gramos diarios, menos de la mitad de una cucharada dulcera.
Proponer temporadas en el hogar sin gaseosas.
Involucrar a tu familia en la planeación saludable de las comidas.
Incluir todos los grupos de alimentos en las comidas de los adultos mayores (la opción exclusiva de café con leche y pan deja al cuerpo con necesidad de nutrientes y vitaminas).
Dejar las frutas a la vista y al alcance de todos los miembros del hogar.
Darle variedad de colores y sabores a los platos.
Adobar con especias naturales como ajo, tomillo, cilantro, laurel, entre otros.
Utilizar aceites de origen vegetal como girasol, canola, maíz y oliva, entre otros.
Preferir los productos integrales, bajos en grasa y en azúcares (sin aumentar las porciones).
Abstenerse de poner salsas y saleros en la mesa.
Reducir al mínimo el consumo de alimentos enlatados o de “paquete” (tienen alto contenido de sodio).
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